Sociedades Precapitalistas, vol. 12, e071, enero-diciembre 2022. ISSN 1851-779X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Estudios de Sociedades Precapitalistas (CESP)

Reseñas

Reseña del Libro Clemente Quijada, Luis. El mundo rural extremeño (SS. XIII-XVI). Paisaje, sociedad y poderes en el Maestrazgo de Alcántara. Badajoz: Diputación de Badajoz, 2020 (pp. 421)

Corina Julia Luchía

Instituto de Historia de España, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires-CONICET, Argentina
Cita recomendada: Luchía, C. J. (2022). [Revisión del libro El mundo rural extremeño (SS. XIII-XVI). Paisaje, sociedad y poderes en el Maestrazgo de Alcántara, de L. Clemente Quijada]. Sociedades Precapitalistas, 12, e071. https://doi.org/10.24215/22505121e071

La prolífica producción de la historia rural dentro del medievalismo hispánico encuentra en el ámbito extremeño un escenario especialmente fértil parael conocimiento de las sociedades bajomedievales. El mundo rural extremeño podría ser una contribución más de las muchas que periódicamente nutren el panorama historiográfico. Sin embargo, la obra presenta dos cualidades que la distinguen. Por un lado, la elección de un caso de estudio escasamente explorado, como el maestrazgo alcantarino entre los siglos XIII y XVI. Por otro, los interrogantes que propone su autor recuperan los aportes más fecundos de la historia social, a la vez que trascienden los límites de los modelos precedentes. En este sentido, estamos frente a un libro tan clásico como innovador.

Clemente Quijada nos invita a reflexionar sobre las causas de las transformaciones que desde el siglo XIV experimenta el sistema socioeconómico del maestrazgo, pero inscribiéndolas dentro de una dinámica más amplia; de allí que se proponga “incardinar los procesos de transformación de las estructuras agrarias del maestrazgo en el contexto de los cambios políticos y económicos que se dan en la Corona” (pp.133-134).

Con rigurosidad argumental y sólida fundamentación erudita, a lo largo de los cinco capítulos se despliega con solvencia el papel determinante de las conquistas comunitarias en los cambios de los últimos siglos medievales. El éxito de este protagonismo vecina les atribuido a una inteligente lectura del contexto político, social y productivo, pero también ideológico, en el que los colectivos intervienen.

Aunque no sea su principal objetivo, la investigación importa una lectura crítica de las interpretaciones estrechamente demografistas; y en ello se aprecia uno de sus logros más significativos. La falta de correspondencia entre los procesos de cambio y los efectos poblacionales de la Peste Negra es corroborada a partir del análisis minucioso de una copiosa documentación. Así, se verifica “desde finales del XV una correlación inversa entre el crecimiento poblacional y el número de asentamientos,” en la medida en que “la concentración y la subsiguiente reducción del número de núcleos se hacen más evidentes cuando se alcanzan mayores cuotas de población” (p. 97). Frente a las limitaciones de los esquemas neo-malthusianos, el autor propone una explicación más compleja de los procesos que atraviesa el mundo rural. Las relaciones de propiedad, la gestión y explotación productivas, la jerarquización entre villas y aldeas y las modificaciones internas de la estructura de poder maestral se entrelazan en una dinámica en la que el conflicto y la acción política son factores claves.

A lo largo de las más de cuatrocientas páginas que contiene la obra se problematizan cuestiones sustantivas como el poblamiento, los patrones de asentamiento, los regímenes de aprovechamiento y las formas de organización comunitaria, reconociendo en las dificultades de los vecinos para acceder a los recursos una determinación fundamental. No será la escasez, producto de la incidencia de variables exógenas como “la enfermedad o la calamidad climática” (p. 82); sino los obstáculos que los demás actores interponen entre los campesinos y el medio en el que habitan los que estimulen las iniciativas vecinales que promueven las transformaciones.

La preocupación por “la evolución permanente de las estructuras de propiedad "dentro del marco alcantarino permite apreciar el lento proceso de conformación de los derechos de los vecinos" como fruto de la pugna continua entre la Orden y las comunidades rurales por los usos del espacio productivo” (p. 131). La gravitación de la lucha social se traduce en el paisaje, que deja de ser un fenómeno dado para ser expresión del balance entre las fuerzas en pugna. Por ello, como resultado del enfrentamiento, a principios del siglo XVI cristaliza “un entramado paisajístico integrado por los terrenos concejiles, las propiedades vecinales y las grandes dehesas de la Orden, cuyo uso estaba limitado por los derechos de las comunidades” (p. 131).

El especial interés por el fenómeno de los adehesamientos maestrales ofrece un fuerte sostén a la tesis que se propone demostrar. Si la conformación de las dehesas “no está relacionada ni con el receso demográfico ni con una peor calidad de los suelos” (p. 158), la vinculación entre “la expansión económica y el aumento de la superficie adehesada” (p. 158) cobra otra significación. El estudio de esta forma particular de propiedad no se limita a su mero valor económico y productivo; sino que da cuenta de su funcionalidad política y social como fuente de lealtades clientelares, dentro del proceso de aristocratización que atraviesan las órdenes peninsulares. Es precisamente esa funcionalidad la que permite entender cómo este tipo de patrimonio está sujeto a las reclamaciones vecinales, que terminan por limitar la plena propiedad de la Orden en favor de las comunidades. En este sentido, el cuadro que presenta el maestrazgo no solo revela la centralidad del conflicto, sino que, resitúa el modo en que el conflicto opera sobre la configuración de las relaciones sociales.

Si bien desde ya hace varias décadas, la activa participación política del campesinado castellano bajomedieval en la salvaguarda de sus derechos es aceptada, la ofensiva de los sectores privilegiados, tendiente a abolir las costumbres comunitarias, es considerada la principal responsable de las transformaciones más profundas. Sin embargo, el autor describe cómo “la pretensión derogatoria” de los representantes de la Orden producto del “deseo de maximizar los beneficios que pueden devengarse de la patrimonialización de unos usos comunales hasta entonces libres” (p. 194) y la defensa de esos derechos ancestrales que emprenden las comunidades expresan un “choque entre dos concepciones de propiedad” (p. 195),en el que los colectivos vecinales logran mantener y ampliar el acceso a los recursos elementales. Detrás de estas iniciativas campesinas, la diferenciación social que surca a las entidades colectivas será clave para identificar, en el largo plazo, quiénes serán los verdaderos ganadores de este complejo desarrollo.

El libro nos ofrece un conocimiento exhaustivo de la realidad política, social y económica del entorno alcantarino. La trama de poderes superpuestos y en fricción, la construcción de argumentarios legitimadores, las disputas y las lógicas transaccionales son el marco problemático en el que también se presentan los individuos y sus entornos, a partir de un detallista trabajo prosopográfico. Maestres, comendadores, clientelas y linajes aparecen engarzados dentro de una dinámica histórica que informa los atributos de la totalidad.

Luis Clemente Quijada no se inclina por las afirmaciones taxativas; tampoco se pliega a la crítica pretendidamente demoledora de “todo lo dicho hasta ahora”, en búsqueda de una forzada originalidad. Por el contrario, formula un problema, describe prácticas, articula dimensiones, señala diferencias y encuentra similitudes; y, sobre todo, propone preguntas y ensaya creativas respuestas. Hace la tarea de todo buen historiador de oficio–“me refiero al historiador que busca, descubre, reconstruye”-1; y de esa meticulosa tarea surge un verdadero aporte original, que hace de este libro una contribución ineludible.

Notas

1 Bloch, M. “Carta a Phillippe Wolff” (4 de enero de 1940) en Mastrogregori, M., El manuscrito interrumpido de Marc Bloch. Apología para la historia o el oficio de historiador, México, FCE, 1998, p. 44.

Recepción: 26 Noviembre 2021

Aprobación: 07 Diciembre 2021

Publicación: 02 Mayo 2022

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