Sociedades Precapitalistas, vol. 2, nº 1, 2do semestre 2012. ISSN 2250-5121
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios de Historia Social Europea

Artículo/Article

Las insurrecciones serviles en Sicilia. El relato de Diodoro Sículo y la participación de los campesinos libres

Fernando Martín Piantanida

Universidad de Buenos Aires
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de La Plata
Argentina
fernandomp24@hotmail.com / fernando.piantanida@gmail.com

Fernando Martín Piantanida es Profesor de Enseñanza Media y Superior en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en donde ejerce la docencia como ayudante de primera en la cátedra de Historia Antigua II (Clásica) desde el año 2012, siendo además doctorando e investigador colaborador en el proyecto Estado, esclavismo y vínculos clientelísticos en Roma. Aspectos sociales, económicos e ideológicos del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Plata, dirigido por el Dr. Carlos García Mac Gaw.  

Resumen
Durante el siglo XX el estudio de los tres grandes levantamientos de esclavos de fines de la República Romana ha girado en torno al debate suscitado por la definición de su carácter, "revolucionario" o "reformista", con lo cual se ha trasladado el imaginario contemporáneo de revolución al mundo antiguo. La historiografía occidental ha mostrado un llamativo consenso: los esclavos no tenían la intención de abolir la esclavitud, sus levantamientos carecieron de un fin revolucionario, por consiguiente fueron simplemente "rebeliones". El presente trabajo se propone repensar la temática de las insurrecciones serviles sicilianas narradas por Diodoro, tomando distancia del tradicional énfasis dicotómico (revolución-rebelión) y centrándose en una problemática que en líneas generales ha sido omitida o poco considerada por la historiografía, esto es, la participación y apoyo de sectores libres empobrecidos en las revueltas serviles. Demostraremos dicha participación; definiremos quiénes fueron estos "libres pobres"; apoyaremos la línea historiográfica que postula la existencia de una colaboración entre esclavos rebeldes y libres pobres en las revueltas, haciendo hincapié en la asamblea que se congrega en el teatro de Enna al comienzo de la primera insurrección; y sugeriremos pensar la acción de los esclavos rebeldes en las revueltas conforme al concepto de bandidos sociales.

Palabras clave: Esclavos rebeldes - libres pobres - colaboración - dêmos - bandidos sociales.

Abstract
During the 20th  century the study of the three great slave uprisings of the late Roman Republic has revolved around the debate related to the definition of their, "revolutionary" or "reformist" character, thus moving the contemporary imaginary of revolution to the ancient world. The western historiography has shown a striking consensus: the slaves didn’t have the aim of abolishing slavery; their uprisings lacked of a revolutionary end, and therefore they were just "rebellions". This work intends to reconsider the Sicilian servile insurrections narrated by Diodorus by taking distance from the traditional dichotomous emphasis (revolution - rebellion) and by focusing on a problematic that has been generally omitted or slightly considered by historiography, the participation and support of impoverished freemen in the servile revolts. We will prove this participation; we will define who these "poor free" were; we will support the historiographical line that postulates the existence of collaboration between rebel slaves and poor free men in the revolts, making emphasis in the assembly that congregates around the Enna theater in the beginning of the first insurrection; and we will suggest to think the action of the rebel slaves in the revolts by taking into account Hobsbawm’s concept of social bandits.

Key words: Rebel slaves - poor free - collaboration - dêmos - social bandits.


En el presente trabajo se abordará la temática de las insurrecciones serviles sicilianas narradas por Diodoro, centrándose en la participación de hombres libres pauperizados. Cuatro son los puntos a desarrollar: 1) demostrar la participación y apoyo de sectores libres empobrecidos en las revueltas serviles; 2) definir quiénes son estos "pobres libres"; 3) indagar acerca de la problemática de su relación con los esclavos rebeldes; y 4) reflexionar sobre la pertinencia del concepto bandidismo social para pensar la acción de los esclavos rebeldes, lo que permitiría pensar la posibilidad de concitar la simpatía y apoyo de los sectores libres empobrecidos.

La resistencia a la esclavitud se expresó de diferentes maneras en el mundo antiguo: la fuga de los esclavos, el sabotaje de la producción, el asesinato de los amos, el bandolerismo y la insurrección. Esta última no fue en absoluto el mecanismo de resistencia más habitual (Bradley, 1998: 44), aunque sí el más espectacular. Sólo tres de las revueltas serviles acontecidas en la antigüedad clásica han alcanzado la magnitud de una auténtica guerra, con ejércitos de miles de hombres por ambas partes, batallas, asedios y conquistas de ciudades (Finley, 1982: 149), por lo cual revisten un carácter excepcional. Ocurrieron entre los años 140 y 70 a.C. Las dos primeras en Sicilia, lideradas por Euno y Salvio, y la última en la península itálica, acaudillada por Espartaco.

Las primeras investigaciones históricas modernas que las estudiaron, realizadas en el siglo XIX, se abocaron principalmente al establecimiento de los hechos, la cronología y las fuentes. Sin abandonar del todo estas cuestiones, la historiografía del siglo XX se ocupó fundamentalmente de la interpretación que correspondía darles a las insurrecciones serviles (Dumont, 1987: 161). El marxismo, la revolución bolchevique y las condiciones políticas de la investigación histórica en la Unión Soviética y en las Democracias Populares fueron determinantes para esta nueva orientación (Dumont, 1987: 162). Habiéndose postulado la naturaleza de clases de la sociedad antigua, considerándose a los esclavos como constituyentes de una clase social, y a la lucha de clases como el motor de la historia, se reflexionó luego sobre si las revueltas serviles constituyeron un momento importante en la lucha de clases, si se trataría de episodios revolucionarios que dieron lugar a una nueva sociedad o al menos a importantes cambios en el orden social existente (Dumont, 1987: 163). A partir de entonces el estudio de los tres grandes levantamientos de esclavos de fines de la República Romana fue abordado por la historiografía con el imaginario contemporáneo de lo que constituye una revolución (una transformación del orden social) trasladándolo al mundo antiguo para así juzgar el carácter de dichos acontecimientos, bien como "revoluciones" o bien como "rebeliones", es decir, en función de si los esclavos buscaron conscientemente la eliminación de la esclavitud o no (García Mac Gaw, en prensa), generándose una intensa polémica entre historiadores marxistas y no-marxistas. Como puede observarse, el estudio de la esclavitud antigua -incluyendo el de las luchas de los esclavos- confirma la sentencia de Croce de que "toda historia es historia contemporánea". La Sicilia de Euno y de Salvio se convirtió durante el siglo XX en terreno de enfrentamiento entre los historiadores comunistas y los anticomunistas (Dumont, 1987: 252. Cf. Finley, 1982: 72-83). Los historiadores soviéticos acusaron a la historiografía "burguesa" occidental de suprimir evidencias (Yavetz, 1991: 9, 118), y vieron en los levantamientos de esclavos, por lo menos hasta la década del 50, movimientos revolucionarios (Tiumenev, Mashkin, Utchenko, Kovaliov). El propio Stalin impuso su tesis de "la revolución de los esclavos" como causa del paso de la sociedad esclavista a la feudal, estableciendo un verdadero programa para la investigación soviética así como su solución (Vittinghof, 1978: 100-1). Tales trabajos resultaron deficientes por su falta de fundamentación empírica y por el estéril dogmatismo teórico con el cual han sido pensados, y fueron rechazados tanto por la historiografía occidental como por la propia investigación soviética posterior (Schtajerman, 1976).

La historiografía occidental, por su parte, se dirigió a refutar la interpretación soviética (Dumont, 1987: 253). Sin embargo, no le otorgó demasiado espacio a las insurrecciones serviles, considerándolas de importancia marginal (Urbainczyk, 2008: 100; y Yavetz, 1991: 9). Estos enfoques han señalado fundamentalmente lo mismo, mostrando un llamativo consenso, a saber: que los esclavos no tenían la intención de abolir la esclavitud; que sus levantamientos no tuvieron un fin revolucionario, por consiguiente fueron simplemente "rebeliones"; e incluso se llegó a decir que sólo querían crear un Estado esclavista propio invirtiendo los papeles sociales (Alföldy, 1996: 101). Green, por ejemplo, sostiene que nada puede ser más anacrónico que un programa revolucionario para la abolición de la esclavitud basado en la monarquía y la religión, y que esta idea tiende a obscurecer los motivos reales de la primera guerra servil siciliana, que no fueron ni comunistas ni meramente anarquistas; para el autor no hay duda de que no se trata de una forma de socialismo primitivo (1961: 20).

1) Tomaremos aquí distancia del tradicional énfasis en torno al debate suscitado sobre la definición de su carácter, sea éste revolucionario o reformista, es decir, si deben ser conceptuadas como revoluciones o como rebeliones, lo cual es sólo uno de los múltiples problemas que las guerras serviles sicilianas nos plantean, y trataremos sobre una problemática que en líneas generales ha sido omitida, negada o poco considerada por la historiografía, esto es, la participación y apoyo de sectores libres empobrecidos en las revueltas serviles. A modo de ejemplo de este descuido historiográfico basta con mencionar la prestigiosa obra de Bradley, Slavery and Rebellion in the Roman World, tal vez el estudio más importante que se haya realizado sobre las insurrecciones serviles del mundo antiguo, dirigido a demostrar el carácter no-revolucionario de las mismas. En su análisis de la primera revuelta servil, en el capítulo tercero de su obra (Bradley, 1998: 46-65), no hace ninguna alusión al tema, siendo esto llamativo, pues en su relato parece seguir detalladamente al de Diodoro y sin embargo pasa por alto precisamente el fragmento donde es mencionada la participación de los pobres libres (Diod. 34/35.2.48); y para la segunda revuelta, si bien reconoce la participación de ese grupo en el saqueo de las propiedades junto a los esclavos, es sólo para restarle importancia al hecho, aduciendo que este punto de vista de Diodoro "debe ser considerado como tendencioso y exagerado" (Bradley, 1998: 78).

Aunque la problemática en cuestión fue frecuentemente omitida o incluso negada, no por ello ha sido totalmente ignorada. Una corriente nueva en la historiografía de las revueltas serviles precisamente destaca la participación de los hombres libres, hasta tal punto que jerarquiza su rol por encima del de los esclavos. Autores como Manganaro (1980), Finley (1968), Rubinsohn y Verbrugghe (1974) minimizan al elemento servil en las revueltas, considerándolas esencialmente unas reacciones indígenas en oposición al centralismo romano; estas tesis harían desaparecer a las grandes revueltas serviles como objeto de estudio de la historia de la esclavitud (Dumont, 1987: 164-5).

La fuente principal para las guerras serviles sicilianas es el relato de Diodoro, un escritor siciliano del siglo I a. C., en los libros 34-36 de su Bibliotheca Histórica, los cuales sólo se conservan en forma indirecta y fragmentaria a través de dos versiones bizantinas (Véase: Bradley, 1998: 133-136; Dumont, 1987: 200-3; Sánchez León, 2002: 217; Urbainczyk, 2008: 81-90; Wiedeman, 1981: 192-3;): un resumen del siglo IX que el patriarca de Constantinopla, Focio, incluye en su Bibliotheca; y unos extractos discontinuos reagrupados por temas en la colección del siglo X que ordenó hacer el emperador bizantino Constantino VII(1). Debe tenerse en cuenta que el resumen fociano y los Excerpta Constantiniana no son iguales, pues enfatizan diferentes aspectos de los libros originales de Diodoro, conforme a los intereses de sus editores, por lo cual consideramos que es menester trabajar con ambos simultáneamente. Varios pasajes extensos de los extractos constantinianos no tienen ninguna contrapartida en el resumen fociano(2).  En los pasajes equivalentes, la versión de Focio es siempre más reducida que los extractos constantinianos, y además no se trata de un resumen neutro. Los extractos constantinianos son tal vez más confiables y preferibles, aunque, no obstante, no son completamente seguros, pues no reproducen literalmente a Diodoro. Estos fragmentos no están exentos de la reescritura, sobre todo si se tiene en cuenta el recorte de la colección por temas, lo cual inspira desconfianza (Dumont, 1987: 202-203). Por otra parte, los Excerpta son abundantes para la primera insurrección, pero para la segunda son casi inexistentes.

El relato diodoreo señala la participación y apoyo de los "libres pobres" en los siguientes fragmentos:

a) Para la primera insurrección servil (135-132 a. C.) en Diod. 34/35.2.48, de los extractos constantinianos(3), dice lo siguiente:

"Cuando [estas] muchas y grandes desgracias cayeron sobre los sicilianos, el populacho no sólo no se compadeció de éstos, sino que, por el contrario, se regodeó, porque estaba envidioso de las desigualdades de prosperidad y de las diferencias en el modo de vida. Su envidia cambió desde la pena producida anteriormente a alegría cuando contempló cómo la resplandeciente prosperidad [de los ricos] se derrumbó hasta una condición que antes hubiera sido despreciada por ellos mismos. Lo más terrible de todo es que los [esclavos] rebeldes fueron lo suficientemente inteligentes como para pensar en el futuro, y no incendiaron los edificios de las granjas, ni destruyeron el equipo que en ellas había ni las cosechas almacenadas, y se abstuvieron de dañar a cualquiera cuyo trabajo era la agricultura, mientras que el populacho, a causa de su envidia, y bajo el pretexto de [atacar a] los esclavos fugitivos, hizo salidas al campo y no sólo saqueaba las propiedades sino también incendiaba los edificios de las granjas" (la traducción es mía).

Y también, Diod. 34/35.2.14(4), del epítome fociano, donde se señala la presencia de los libres reunidos junto a los esclavos rebeldes en el teatro de Enna, luego de que los esclavos se apoderaran de la ciudad:

"Los hombres que habían sido enviados [para la tarea], tras arrastrar a Damófilo y a Megallis hasta la ciudad, como dijimos, los llevaron al teatro, donde se había reunido la multitud de rebeldes. Y cuando Damófilo intentó emplear astucias para salvarse y se estaba ganando a muchos de la multitud con sus palabras, Hermeías y Zeúxis, quienes lo odiaban amargamente, lo llamaron impostor, y sin esperar el formal juicio del pueblo, uno le atravesó las costillas con una espada, el otro le cortó la cabeza con un hacha. A continuación Euno fue elegido rey, no por su valentía, ni por su habilidad como jefe militar, sino solamente por sus maravillas y por ser el que comenzó la revuelta, y porque su nombre parecía tener un favorable presagio para el favor de los que le obedecían" (la traducción es mía).  

b) Para la segunda insurrección servil (104-100 a.C.):

 Diod. 36.6 (del resumen de Focio):

"Una confusión y una Ilíada de males poseían a toda Sicilia. No sólo los esclavos, sino también los pobres libres hicieron todo tipo de saqueo e ilegalidad, y mataban despiadadamente a cualquiera que se encontraran, sea esclavo o libre, de modo que nadie pudiera reportar su frenético comportamiento. Por lo cual todos los que vivían en las ciudades consideraban que las cosas que estaban dentro de las murallas urbanas eran de su propiedad, mientras que las que estaban afuera eran ajenas y sometidas al ilegal gobierno de la fuerza. Y muchas otras cosas fueron perpetradas por muchos hombres en toda Sicilia" (la traducción es mía).

Y su equivalente fragmento en la versión de los extractos constantinianos, que es más completo que el anterior, Diod. 36.11, el cual dice lo siguiente:

"No sólo la multitud de esclavos que se había sumido en la revuelta asolaba [el país], sino que incluso los [campesinos] libres no propietarios de tierras se dedicaban al saqueo y la ilegalidad. Aquellos sin medios, impulsados tanto por la pobreza como por la ilegalidad se movilizaban hacia el campo en bandas, se llevaban los rebaños de ganado, robaban las cosechas almacenadas en los graneros y asesinaban sin vacilar a cualquiera que caía en su camino, sea esclavo o libre, de manera que nadie pudiera reportar su comportamiento frenético e ilegal. Ya que no había oficiales romanos que impartieran justicia y la anarquía prevalecía, había una licencia de irresponsabilidad, y los hombres de todos lados causaban destrucción y desorden. Como cada región estaba llena de violencia y saqueo, causaban disturbios y disfrutaban de tener una completa licencia para saquear las propiedades de los ricos.  Los hombres que en un tiempo se habían mantenido en lo alto en sus ciudades por su reputación y riqueza, ahora debido a este inesperado cambio de la fortuna, no sólo perdían sus propiedades de manera violenta a manos de los esclavos fugitivos sino que además eran forzados a lidiar con el trato insolente de aquellos nacidos libres (...)" (la traducción es mía).   

2) Una vez comprobada la participación y apoyo de los "libres pobres" en las revueltas serviles sicilianas, el primer interrogante que emerge es determinar quiénes son precisamente estos "libres pobres". Al respecto Diodoro nos brinda las siguientes definiciones:

a) Para la primera revuelta: ὁ δημοτικὸς ὄχλος od. 34/35.2.48), que los eruditos traducen de diferentes formas ("The common people" en Yavetz, 1991: 23; "la populace" en Hoefer, 1865; "the citizien masses" en Wiedemann, 1981: 198), pero que nosotros podemos traducir correctamente al castellano como "el populacho". Los historiadores que han referido al tema dieron distintas definiciones de este grupo social: para Green se trata de "pequeños propietarios" (1961: 15);  según Manganaro "la capa de los libres desposeídos" que fue incrementada alrededor de la burguesía de la ciudad (1980: 438), conforme a Rubinsohn se trata de "propietarios arruinados" (Rubinsohn, citado en Canfora, 1985: 159). Luciano Canfora sostiene que es claro que se trata de "plebe urbana", más precisamente, de "proletariado o lumpenproletariado urbano" (1985: 159). Del mismo modo La Rocca considera que se trata de "plebe cittadina" (2004: 156).

b) Para la segunda revuelta, disponemos de dos definiciones: τῶν ἐλευθέρων οἱ ἄποροι, del epítome fociano, (Diod. 36.6), que podemos traducir como "los libres pobres", y una definición más precisa en el fragmento equivalente de los extractos constantinianos: τῶν ἐλευθέρων οἱ τὰς ἐπὶ χώρας κτήσεις οὐκ ἔχοντες (Diod. 36.11), que podemos traducir como "los [campesinos] libres no propietarios de tierras".

Por consiguiente, como afirma Canfora, el componente libre empobrecido que participa en las revueltas serviles es estructuralmente diferente en las dos insurrecciones: mientras que para la primera se trataría fundamentalmente de proletarii urbanos, o lo que en términos modernos se denomina "lumpenproletariado", para la segunda refiere a campesinos libres desposeídos de tierra, lo cual parece remitir a trabajadores asalariados libres del campo (Canfora, 1985: 158-9). Lo dicho se debe relacionar a las distintas estrategias que adoptan los esclavos rebeldes en ambas insurrecciones: mientras que para la primera se posicionan esencialmente sobre un ámbito urbano, esto es, las ciudades que logran capturar, para la segunda la estrategia implementada por el rey Salvio es alejarse de las ciudades, percibidas como centros de perdición, centrando su acción en el campo.

3) ¿Qué relación puede establecerse entre estos "libres pobres" y los esclavos rebeldes?

La relación entre ambos sectores plantea una problemática compleja en virtud de la escasa e imprecisa información que el relato diodoreo nos brinda. Existen dos posiciones historiográficas contrapuestas. Por un lado una interpretación relativamente reciente, debida a Manganaro y recogida por otros autores, que hace hincapié en el rol de los libres en la revuelta, postula que entre el elemento servil y el libre sublevado se estableció una "colaboración o incluso ósmosis", pues los libres desposeídos fraternizaron con los esclavos, integrándose con ellos y dándole a la revuelta virulencia y persistencia (1980: 438). Es decir, se trataría de una alianza entre esclavos rebeldes y libres proletarizados. La visión historiográfica opuesta, de la que participa Canfora, entre otros, considera que existe una diferencia entre el comportamiento de los libres y el de los esclavos, pues serían dos rebeliones distintas e inconexas. Postula una antítesis entre la rebelión espontánea, violenta e indiscriminada de los libres que usaron la revuelta servil como pretexto -matando a los esclavos testigos de sus delitos, y saqueando y quemando las villae de los ricos  movidos por su envidia-, por una parte; y por la otra, los esclavos rebeldes, quienes se mostraron más prudentes en el saqueo. Para Canfora la acción de los libres no es siquiera un "movimiento", es una explosión de rebelión latente y ciega. Los esclavos rebeldes se comportan de forma prudente, mientras los libres se abandonan al saqueo. Los esclavos manifiestan una "voluntad estatal", cuyas raíces provienen de un anterior estado de libertad  por haber integrado una comunidad estatal de tipo monárquico (Canfora, 1985: 160-1).

Antes que Canfora, Green había negado la vinculación entre los pobres libres y los esclavos rebeldes en la primera revuelta servil siciliana aduciendo que no existe ningún signo de cooperación entre ambos grupos, lo cual, según el autor, argumenta fuertemente en contra de la idea de que la insurrección fuese una generalizada revolución proletaria (1961: 15).

La Rocca (2004) ha hecho el último aporte a esta línea interpretativa, considerando que los movimientos de esclavos y libres en la primera guerra servil siciliana no sólo fueron extraños entre sí, sino también "recíprocamente hostiles" (2004: 163), pues el autor sostiene que la relación que mantuvieron ambos sectores en la revuelta fue de antagonismo, interpretando las incursiones de saqueo realizadas por la plebe urbana, descritas en el fragmento Diod. 34/35.2.48, como "operaciones de policía rural dirigidas contra los esclavos rebeldes" (2004: 161). Para La Rocca, la plebe no se rebeló contra la aristocracia, por el contrario fue leal a ella y hostil hacia los esclavos, contra los cuales realizó misiones punitivas (2004: 164-5).

Sin embargo, consideramos que esta última línea historiográfica, que niega cualquier tipo de relación o colaboración entre los esclavos rebeldes y los libres, o que incluso postula un antagonismo entre ambos, pasa por alto la posibilidad cierta de que en la primera revuelta el populacho de la ciudad de Enna se encuentre reunido en el teatro junto a los esclavos sublevados, en una suerte de asamblea rebelde, apenas comenzada la insurrección y una vez capturada la ciudad por los esclavos (Diod. 34/35.2.14). Asistiría a la ejecución de Damófilo(5), quien antes de ser asesinado se estaba ganando a parte de la multitud con sus palabras, y finalmente esta misma asamblea será quien elija rey a Euno, es decir, sectores libres eligen como su rey a un esclavo, al líder de la incipiente revuelta servil. Ya Manganaro había señalado que probablemente participara la plebe proletarizada además de los esclavos en la asamblea (1980: 438), aunque el autor no explicó el asunto. Ahora bien, supliendo esta carencia, desarrollaremos el punto, pues creemos que reviste especial importancia para la problemática en cuestión. Y, en efecto, encontramos que podemos inferir que no sólo se trata de esclavos quienes están en el teatro, sino también de hombres libres de baja condición social, en virtud de los siguientes factores: a) en primer lugar porque Diodoro hace una referencia al dêmos, lo que en principio no designaría a los esclavos, o a una masa compuesta exclusivamente por esclavos, cuando señala que "la multitud de rebeldes" (τοῦ πλήθους τῶν ἀποστατῶν) estaba reunida en el teatro de Enna, y Damófilo se estaba ganando a muchos de la multitud con sus palabras, entonces Hermeías y Zeúxis, lo llamaron impostor, y sin esperar "el formal juicio del pueblo" ( τὴν ἀκριβῆ τοῦ δήμου κρίσιν) lo asesinaron; y b) en segundo lugar por el fragmento Diod. 34/35.2.48 en el que se señala la participación del "populacho" en la revuelta servil, como ya comentamos precedentemente.

Por consiguiente, el episodio del teatro de Enna se trata de un hecho de vital importancia para la problemática de la relación entre esclavos rebeldes y libres pobres en la revuelta, pues de ser correcta esta interpretación que sostenemos del pasaje Diod. 34/35.2.14, constituye un signo evidente de cooperación: se encuentran reunidos en una asamblea, la cual elegirá a su rey, un esclavo, o mejor dicho, un ex-esclavo. Pero no todos los historiadores se han percatado de la posible presencia de los sectores más bajos de condición libre en el teatro, descritos por Diodoro de la manera que ya señalamos, y han incurrido en el error de considerar que la asamblea que elige a su rey está constituida exclusivamente por esclavos rebeldes. Este es el caso de Bradley (1998: 58) y de Green (1961: 14). Aunque Canfora sí ha detectado que el término dêmos en este pasaje implica la participación de los libres, no obstante, curiosamente, omite señalar el asunto cuando postula la no-colaboración entre esclavos y libres pobres.

La Rocca ha intentado reparar la contradicción de Canfora, considerando que el vocablo dêmos empleado por Diodoro en este pasaje aludiría exclusivamente a los esclavos rebeldes, con lo cual Diodoro estaría haciendo un desplazamiento semántico del término, al emplear una palabra que se encuentra estrechamente asociada a los libres para referir exclusivamente a los esclavos. Pero sucede que la interpretación propuesta por La Rocca se enfrenta con dos problemas fundamentales. En primer lugar, encontramos que el registro semántico de la palabra dêmos en la obra de Diodoro no apoya dicha lectura, pues el autor la utiliza en múltiples pasajes con dos sentidos principales: bien para referir al conjunto de habitantes de un territorio (aldea, ciudad o país, por ejemplo en: Diod. 8.25.4; 13.48.4; 13.22.2; 15.40.1), o bien para aludir específicamente al cuerpo de ciudadanos reunidos en asamblea (Diod. 11.42.1-6; 12.55.9). En cualquiera de los dos sentidos que fuera empleada en nuestro pasaje, estaría refiriendo a la participación de hombres libres, ya sea parcial o exclusivamente, aunque creemos que sin duda la utilizó en el primer sentido, esto es, para hacer referencia a la mayoría de los habitantes de la ciudad de Enna, que por contexto se trataría de los esclavos rebeldes y de los ciudadanos pobres, ambos saqueando a los grandes terratenientes (Diod. 34/35.2.48). En segundo lugar, que la interpretación de La Rocca se basa en considerar que los esclavos rebeldes masacraron en parte a los libres pobres cuando tomaron la ciudad de Enna, y en parte los capturaron y sometieron a trabajos forzados, por consiguiente, en estas condiciones, la plebe urbana no podría haber participado en la asamblea rebelde del teatro de Enna (2004: 155). Pero el problema en este caso reside en que La Rocca argumenta lo dicho en base a unos pasajes ambiguos (Diod. 34/35.2.11-12 y 34/35.2.15) -cuyo análisis desarrollaremos líneas abajo en el siguiente apartado- forzando la lectura en un único sentido, a saber, que tales atrocidades fueron cometidas contra los pobres libres, sin reconocer la ambigüedad del texto ni el contraste existente entre la versión fociana y la de los Excerpta en cuanto al fragmento equivalente Diod. 34/35.2.15 = Diod. 34/35.2.41. Por el contrario, nosotros consideramos que la lectura correcta es considerar que tales crímenes fueron perpetrados sólo contra los ricos latifundistas y dueños de esclavos, aunque ciertamente reconocemos la imprecisión de los términos diodoreos. Por otra parte, en lo concerniente al juicio de La Rocca de considerar a las incursiones de saqueo del populacho como "operaciones de policía rural dirigidas contra los esclavos rebeldes" (2004: 161), dicha lectura del fragmento Diod. 34/35.2.48 posee una fragilidad evidente, a saber, contradecir al propio Diodoro, quien en este caso en particular explicita sin ambigüedad alguna que los esclavos fueron sólo una excusa (προφάσει) para que el populacho movido por su envidia (φθόνον) diera rienda suelta al pillaje de las propiedades rústicas de los ricos.

Por lo tanto creemos que negar absolutamente cualquier tipo de colaboración entre esclavos rebeldes y libres pobres en las revueltas, como hacen Green y Canfora, o postular incluso una mutua hostilidad entre ambos, como es el caso de La Rocca, no es correcto, teniendo en cuenta el significativo episodio del teatro de Enna, donde ambos sectores sociales -conforme a la interpretación que sostenemos- se encuentran congregados en una asamblea y eligen finalmente a su rey, un esclavo. Es cierto que, si bien la apreciación de Canfora sobre el diferente comportamiento entre los libres furibundos y los esclavos prudentes se deduce del texto, pensamos que no debe exagerarse la prudencia de los esclavos, en vista de los crímenes que cometen contra sus amos cuando conquistan Enna, conforme nos describe Diodoro (Diod. 34/35.2.11-12).

En conclusión, si bien los términos utilizados por Diodoro son imprecisos y en consecuencia consideramos que la interpretación es abierta, en líneas generales nos adscribimos a la línea historiográfica de Manganaro, que postula la existencia de una colaboración entre esclavos rebeldes y libres pobres en las revueltas, quienes fraternizaron; no obstante, imaginamos un escenario complejo para las insurrecciones, en el cual los esclavos rebeldes las comenzaron y protagonizaron, siendo el componente fundamental de las mismas, pero su accionar despertó también la simpatía de los libres marginalizados, quienes participaron y eventualmente obraron en forma conjunta con los esclavos, como en el episodio del teatro de Enna, aunque se produjesen desbordes y excesos, tanto de los esclavos como de los libres, quizás en mayor medida por parte de éstos últimos, según indica Diodoro.

4)  Ahora bien, cabe preguntarse sobre el comportamiento de los esclavos rebeldes en las revueltas de manera tal que pudieran llegar a entablar esta relación con el sector más pobre de los ciudadanos libres, es decir, convendría observar cuál es su actitud para con éstos y para con los ricos libres (grandes terratenientes y dueños de esclavos). Al respecto creemos que es pertinente el uso del concepto de Hobsbawm de bandidos sociales(6)para pensar la relación entre esclavos rebeldes y libres pobres en las revueltas serviles sicilianas ¿Los libres desposeídos acaso podrían haber visto a los esclavos sublevados como bandidos sociales, más allá de que tal concepto refiera en principio a campesinos?

En el preludio de la primera insurrección, cuando los esclavos-pastores se hallan en grupos de bandidos asaltando a viajeros, no parece resultar así porque como señala Diodoro, aquellos comenzaron matando a hombres que viajaban solos pero luego asaltaron a las granjas de los campesinos pequeños propietarios, robándoles y asesinando a los que se resistían (Diod. 34/35.2.28). Este accionar resulta contrario al de los bandidos sociales, éstos son bandidos "malos" o anti-sociales, meros ladrones.   

Pero en cambio, una vez desencadenada la revuelta, según el relato diodoreo los esclavos rebeldes parecen circunscribir sus matanzas, violaciones y robos de propiedades al sector de los ricos libres, latifundistas y dueños de esclavos; en apoyo de lo dicho conviene recordar el pasaje de los extractos constantinianos Diod. 34/35.2.48 en el cual se dice que "los [esclavos] rebeldes (...) se abstuvieron de dañar a cualquiera cuyo trabajo era la agricultura". Pero si estamos en lo correcto, no deberían existir episodios en los cuales los esclavos rebeldes ataquen a los libres pobres o pequeños propietarios, cosa que, en efecto, no se percibe en el relato de Diodoro. Señalamos aquí brevemente tres episodios de violencia servil para la primera revuelta que podrían refutar esta hipótesis. El primero se  refiere a la conquista de la ciudad de Enna, cuando 400 esclavos penetran a medianoche, con Euno como su líder, y entran en las casas, asesinan incluso hasta los bebes lactantes, y se les unen una gran cantidad de esclavos de la ciudad. Pero tales atrocidades parecen cometerse sólo contra sus propios amos u otros propietarios de esclavos, no para con todos los ciudadanos de Enna (Diod. 34/35.2.11-12). En segundo lugar, una vez elegido Euno rey, Diodoro nos dice en la versión fociana (Diod. 34/35.2.15): "establecido como el soberano de todas las cosas para los rebeldes, él convocó una asamblea y mató a los ciudadanos de Enna que habían sido tomados prisioneros, a excepción de aquellos que eran hábiles para fabricar armas, y puso a éstos a llevar a cabo su trabajo encadenados" (la traducción es mía). Por lo que parece que ciertos ciudadanos comunes fueron obligados a trabajos forzados. Pero este pasaje es diferente del equivalente en los extractos constantinianos, donde se dice que Euno después de haber sido proclamado rey los mató a "todos" (Diod. 34/35.2.41). Claramente se refiere aquí a los dueños de esclavos, y dice que incluso perdonó a quienes habían sido amables con él anteriormente y le habían dado comida. Finalmente en el resumen de Focio, Diod. 34/35.2.20, si bienDiodoro dice que: "Las ciudades fueron capturadas con todos sus habitantes, y muchos ejércitos fueron descuartizados por los rebeldes, (...)" (la traducción es mía), puede considerarse que la captura se refiere a la toma de posesión de las ciudades y los ejércitos descuartizados a las tropas romanas.

Por lo tanto, sugerimos como hipótesis a partir de los análisis llevados adelante, la posibilidad de pensar la acción de los esclavos rebeldes en las guerras serviles sicilianas, una vez desencadenadas las mismas, conforme al concepto de bandidos sociales, considerando que tal vez sea pertinente, por lo menos en las acciones en donde no parecen atacar a los libres pauperizados, mientras que resulta inadecuado en los momentos previos al estallido de la primera insurrección servil. Esperamos en una futura investigación precisar lo dicho, pudiéndose demostrar acaso que se trata de situaciones claramente diferenciadas en tiempo y/espacio, pues en el período que precede a la primera revuelta el pillaje que realizan los esclavos-pastores fue organizado y conducido por sus propios amos para librarse del costo económico de su manutención (Capozza, 1974-5: 35). A su vez exploraremos la pertinencia de conceptos teóricos alternativos (clase social) para pensar la praxis violenta de los sectores subalternos.

Notas

1 Bajo los siguientes títulos: "Excerpta de virtutibus et vitiis", "Excerpta de sententiis", y "Excerpta de insidiis".

2 Por ejemplo la actitud de los pobres libres, Diod. 34/35.2.48.

3 Del cual no hay equivalente en el epítome fociano.

4 No existe fragmento equivalente en los extractos constantinianos

5 Damófilo era un opulento y ostentoso ciudadano de Enna. Constituye el paradigma diodoreo de los ricos sicilianos dueños de esclavos cuyo maltrato a estos últimos desencadena la revuelta. Poseía una gran extensión de tierras y muchos esclavos, a quienes empleaba en diferentes actividades (agricultura, ganadería, servicio doméstico e incluso en una guardia personal). Los trataba cruelmente: los marcaba con hierro; no les proveía la suficiente dotación de comida y vestimenta; y los torturaba por placer, como también lo hacía su esposa (Megallis). Los esclavos sometidos a este duro trato conspiraron para matar a la pareja, pero antes de llevar a cabo su plan quisieron saber si contaban con la aprobación de los dioses, para lo cual recurrieron a la mediación de Euno, un esclavo experto en magia y prodigios que pertenecía a un cierto Antígenes de Enna. Entonces Euno les dio la sanción divina y los persuadió para actuar inmediatamente. A continuación estos esclavos pusieron en libertad a aquellos que estaban retenidos en las ergastula y también se les sumaron otros de los alrededores, llegando a ser aproximadamente 400 entraron a la medianoche a la ciudad de Enna, con Euno como su líder y asesinaron a los propietarios de esclavos. Pero no encontraron a Damófilo y a Megallis, quienes estaban en una casa de campo a las afueras, entonces enviaron a algunos rebeldes para traerlos a la ciudad y cuando esto ocurrió fueron conducidos al teatro, en donde se había congregado una multitud de rebeldes. Damófilo pidió por su vida y la de su mujer, pero fue asesinado prematuramente por dos hombres que le tenían especial rencor.

6 Según Hobsbawm (2001: 33-34) los bandoleros sociales, en tanto representantes de un fenómeno pre-político de protesta y rebelión social, son campesinos fuera de la ley considerados como criminales por el señor y el Estado, pero para la sociedad campesina resultan héroes, paladines y luchadores por la justicia. Esta relación entre ambos tipos de campesinos constituye la principal característica del bandolerismo social que lo diferencia de los simples ladrones y de las comunidades de salteadores para quienes el pillaje es su forma de vida. Para un bandolero social es impensable robar las cosechas de los campesinos, aunque no las del señor. Los que así lo hacen son meros ladrones, bandidos "malos" o antisociales a diferencia de los bandidos sociales.

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