Sociedades Precapitalistas, vol. 4, nº 2, junio 2015. ISSN 2250-5121
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios de Sociedades Precapitalistas (CESP)

 

RESEÑA / REVIEW

 

Briant, Pierre (2012) Alejandro Magno. Madrid. Biblioteca Nueva. Siglo XXI Editores. 144 Páginas

 

Briant, Pierre (2012) Alexander The Great. Madrid. Biblioteca Nueva. Siglo XXI Editores. 144 Páginas.

 

Marianela Spicoli

Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Argentina
marianela.spicoli@gmail.com

 

Cita sugerida: Spicoli, M. (2015). [Revisión del libro Alejandro Magno por P. Briant]. Sociedades Precapitalistas, 4(2). Recuperado a partir de http://www.sociedadesprecapitalistas.fahce.unlp.edu.ar/article/view/SPv04n02a06

 

Ante una figura de la talla y renombre de Alejandro Magno no existe análisis que se reconozca como válido sin haber sido sometido con anterioridad a las diversas dificultades que plantea un objeto de estudio tan elusivo como ambiguo. Y es que cuando se hace referencia a la vida y obra del hijo de Filipo II de Macedonia, aquel que conquistó el mundo griego y la vasta geografía que comprendía el imperio aqueménida hacia el siglo IV A.C., todo es cuestión de perspectiva.

La primer particularidad que encontramos al introducirnos en la lectura del libro de Pierre Briant es justamente su autor. Reconocido iranólogo francés, Briant propone, desde la portada, al gran conquistador del mundo antiguo como objeto de estudio. Considerando esta característica fundamental de quien redacta podemos comprender el propósito y la peculiar forma en que se desarrolla el análisis. El trabajo que presenta, como aclara en el sucinto prólogo, no es una biografía, sino que está dedicado al planteo de problemas concretos en torno a Alejandro: los orígenes y objetivos de la conquista; la naturaleza e importancia de la resistencia; la organización de los territorios conquistados, y las relaciones que existían entre los conquistadores y las poblaciones sometidas.

Un segundo aspecto llama la atención. La obra data del año 1974 siendo la presente su séptima edición revisada. Ello significa que, si bien el autor ha desarrollado una prolífica producción científica, en ninguna de las re-ediciones ha optado por la redacción de un nuevo libro, sino que, manteniendo la estructura original, ha enriquecido los planteos con la bibliografía sobre Alejandro surgida desde la primera publicación del libro.

Existen dos características particulares de los estudios sobre Alejandro Magno sobre las que el autor establece su punto de partida. Por un lado señala que tradicionalmente la figura de Alejandro ha sido objeto de estudio de los “clasicistas”, quienes encuadraban al macedonio en la historia de Grecia y del Occidente europeo. En este sentido Briant apuesta por un enfoque innovador. Valiéndose de sus conocimientos e investigaciones sobre el imperio aqueménida, propone formular una lectura que trascienda el análisis de la bibliografía clásica (griega y romana) a partir de la inclusión de fuentes de origen babilionio, egipcio y persa. La razón que subyace a esta decisión es que estas fuentes favorecen la inserción del reinado de Alejandro Magno en la historia del Oriente Medio Antiguo en contraposición con la visión occidental de Alejandro. Por otra parte, sobre las fuentes clásicas que han sido la base para la conformación de los más disímiles discursos sobre Alejandro Magno, tanto en el pasado como en nuestros días, el autor destaca la distancia temporal que existe entre las mismas y acontecimientos que dicen presentar. Esta cuestión no resulta menor. Más allá de la necesaria actualización de la bibliografía y la consulta sobre las nuevas perspectivas historiográficas, este desfase temporal entre los documentos y los hechos debe estar presente permanentemente en el análisis. A su vez debe considerarse la consulta de fuentes de diverso tipo (físicas, visuales, numismáticas, epigráficas) para garantizar una perspectiva más amplia y completa de los procesos a analizar.

Como última declaración destaca un problema recurrente en los análisis sobre la figura de Alejandro. El autor advierte que adoptar la visión libertaria, civilizadora y conquistadora, o posicionarse en el extremo opuesto y proponer la versión sanguinaria, depredadora e irracional en el análisis de la persona de Alejandro conlleva un riesgo metodológico que es preciso evadir.

De esta manera es que, aún antes de habernos introducido al estudio, nos encontramos informados de las particularidades propias de las perspectivas, metodologías y fuentes para el estudio del “mundo helenístico”.

La estructura del libro de Pierre Briant es simple: un mapa detallado del territorio y el recorrido del ejército macedonio precede a la Introducción sobre la figura de Alejandro antes de su desembarco en Asia Menor; a continuación se presenta un primer capítulo que define y caracteriza las diferentes etapas de la conquista entre los años 334- 323 A.C., continuado por cuatro capítulos subsiguientes que refieren a objetivos de la conquista (capítulo II), las resistencias a la misma (capítulo III), las formas de administración, defensa y explotación de los territorios (capítulo IV) y la relación entre Alejandro Magno y los grupos sociales y étnicos con los que interactúa (capítulo V). Una conclusión que se presenta más como un balance sobre lo expuesto y un anexo relativo a fuentes y bibliografía cierran el libro.

Ahora bien, pese a presentar una estructura simple, el libro de Briant busca reflejar la complejidad de los procesos a estudiar. Los capítulos II al V recogen las problemáticas específicas de las interpretaciones historiográficas relacionadas con cada momento y acontecimiento de la conquista. Gracias a esta compilación de las diferentes miradas sobre los mismos hechos reconocemos, en el amplio espectro de lecturas sobre el pasado, las muchas y muy diversas caras del Alejandro Magno que cada intérprete ha decidido mostrar. Briant enfatiza a lo largo del análisis la distancia entre la información fehaciente de las fuentes, las interpretaciones sobre las mismas y las construcciones siempre arbitrarias y parciales de lo que, se supone, sucedió en verdad.

Si bien su propuesta no es una biografía, el relato se inicia con el nacimiento de Alejandro y repasa los hitos más importantes de su vida, que tradicionalmente han sido resaltados tanto por los historiadores antiguos como por los modernos. Primeramente la cuestión de la influencia de la enseñanza de sus pedagogos, donde Aristóteles es una figura a considerar a partir de las lecturas personalistas de la figura del futuro rey. Luego, el rol difícil de especificar tanto de su madre (y las caracterizaciones conductuales que revelan un espíritu impulsivo en Alejandro) como de su padre (y las intrigas sobre su muerte). Finalmente sus primeros pasos en la actividad real de administración y guerra hasta la conquista de Persia, pasando por el sometimiento del territorio griego.

El primer capítulo presenta las etapas de la conquista y las sitúa en un marco cronológico preciso (334-323 A.C). La primera de ellas comprende la victoria macedónica en la Batalla del Gránico en el 334 A.C, el recorrido descendiente por Asia Menor liberando las ciudades griegas arrebatadas por los persas y castigando a las que han resistido su voluntad, la batalla de Issos y el avance sobre Fenicia, donde se destaca el asedio y la resistencia de Tiro. La segunda etapa abarca la conquista de Egipto (donde la fundación de Alejandría y la consulta al oráculo de Amón son episodios destacados), el regreso a Tiro y el camino en dirección al Éufrates. El tercer tramo incluye la Batalla de Gaugamela y el avance sobre las grandes capitales de la porción occidental del imperio aqueménida: Babilonia, Susa, Persépolis y Pasargadas. En el 330 A.C. Darío es asesinado como resultado de una conspiración en su contra y esto altera el esquema político, favoreciendo a la intervención macedónica. La siguiente etapa reconocida por el autor comprende la conquista de las satrapías orientales y la voluntad de Alejandro de avanzar sobre la India. En el quinto período, la resistencia de los contingentes macedonios que se niegan a proseguir con la empresa pone un freno al despliegue territorial de Alejandro, quien se ve obligado a bajar por el Indo y retornar a Babilonia a través de la costa del golfo Pérsico. Los últimos años (324-323 A.C.) comprenden la etapa final de la conquista. Alejandro somete pueblos en la India y a lo largo del camino por el golfo. Al llegar a Babilonia construye una flota y draga los canales fluviales, a la vez que él mismo, Hefestión y ochenta de los principales generales de su ejército contraen matrimonio con mujeres iraníes fusionando sus destinos. Finalmente Alejandro muere en Babilonia en Junio del año 323 A.C.

El segundo capítulo se dedica al origen y objetivos de la conquista. Allí se exploran las hipótesis de tipo personal y psicológico en la determinación de la influencia del carácter de Alejandro Magno en el desarrollo de su empresa de conquista. Briant reconoce que, además de resultar insuficientes para explicar un fenómeno tan complejo que excede la persona de Alejandro, este tipo de aproximaciones invisibilizan al enemigo persa y le restan protagonismo en su propia historia. Por otra parte la herencia militar y política de Filipo y las influencias de los escritos de Isócrates, asiduamente asociados al padre de Alejandro, son vistos por el autor como argumentos poco contundentes para la comprensión total de lo que significó la obra de Alejandro. Sobre las intenciones del macedonio en territorio asiático, Briant pone en duda tanto la naturaleza como el desarrollo de la sedición de los soldados que obligaron a Alejandro a retroceder. Según su análisis, el objetivo principal del macedonio consistía en restaurar los límites del imperio de Darío I y beneficiarse del reestablecimiento tanto del sistema fiscal como de las redes políticas construidas bajo el poder persa.

Las resistencias a la conquista tratadas en el capítulo III tienen el mérito de recuperar el signo negativo de la empresa, la cuota de incertidumbre. Tanto la contraofensiva persa, como las oposiciones griegas y la protesta de los propios macedonios que hacían camino junto a Alejandro recuperan la fragilidad e indefinición de los acontecimientos en el instante preciso en que se desarrollan, cuando aún el futuro no ha sido decretado.

Sobre la administración, defensa y explotación de los territorios conquistados Briant analiza los múltiples matices del alcance del poder del rey macedonio en relación con los distintos territorios y los diferentes grupos humanos involucrados. Afirma que si bien en principio todos los territorios conquistados dependían directamente del rey y su administración, ello conllevaba una gran diversidad de situaciones regionales específicas. El autor destaca la practicidad que fundamentaba el accionar de Alejandro en relación a las formas en que trataba a los habitantes de las poblaciones conquistadas, los recursos económicos que administraba y la explotación de los mismos en el transcurso de su misión. Briant relaciona la variedad de situaciones que se presentan con las formas de organización típicas de la administración aqueménida sobre el amplio territorio gobernado. En este marco el autor interpreta las decisiones de Alejandro sobre los katarraktes del Tigris, proponiendo que su destrucción temporal seguía las líneas de acción de los anteriores gobernantes respecto de la administración de los recursos fluviales en el área babilonia. Sobre la producción de moneda por parte de Alejandro (la principal fuente documental contemporánea) afirma que el rey no tomó ninguna medida unificada respecto tanto a la acuñación como al uso de las monedas que eventualmente circularon por los territorios asiáticos.

El capítulo V, que cierra la obra, profundiza en los vínculos entre Alejandro Magno y los grupos con los que se relacionó. La estrategia principal del macedonio era sumar a las elites indígenas (sobre todo en las satrapías orientales) a su causa a través de pactos políticos (acuerdos), militares (conformación de ejércitos macedonio-iraníes), simbólicos (mediante la adopción de costumbres y signos locales) y filiales (los enlaces matrimoniales con mujeres persas e iraníes). El punto más interesante del apartado lo constituye la exploración, a partir de las interpretaciones sobre cuestiones puntuales (como el incendio de Persépolis o la supuesta divinización de Alejandro), de las distintas miradas que sobre Alejandro Magno han formulado las partes involucradas, tanto en la propia conquista, como los historiadores del pasado y del presente.

En la conclusión Briant nos recuerda el error metodológico de interpretar el desarrollo de la conquista de Alejandro sobre el continente asiático a partir del resultado final de los acontecimientos. El imperio persa no estaba condenado cuando Alejandro arrojó su lanza sobre la costa asiática en el 334 A.C. Las discusiones que parten de este supuesto se tornan inútiles.

El autor nos provee, en el tramo final, de orientaciones bibliográficas imposibles de ser ignoradas para cualquier estudioso que quiera introducirse en el análisis de la persona de Alejandro y sus hazañas. A fin de cuentas su libro es eso, una buena guía de los lugares comunes que deben evitarse o, al menos, ser advertidos en el camino de la investigación histórica.

 

Esta obra está bajo licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina